Tenemos algo que contarte.
Después de pensarlo mucho, hemos decidido que era el mejor momento para compartir otro de nuestros grandes secretos. La Navidad y su frenesí de ideas creativas lo requiere y un superhéroe tiene que acudir siempre a su llamada.
Ya en nuestro aniversario os desvelamos cuáles eran nuestros súper poderes quiméricos, incluso os dimos una colorida y deliciosa cata de ellos. Pero, nunca os habíamos dicho cómo ni cuándo aparecieron.
El día que nos convertimos en Capitán Quimera
Era un día de diciembre, como hoy, no había ni un hueco de cielo sin nube y en la calle solo se veían un montón de coches helados, algo típico en Valladolid en invierno.
Nada más entrar por la puerta, encendimos la cafetera como habitualmente. Para nosotros el café es un motor indispensable al que no estamos dispuestos a renunciar, aunque a veces admitamos algún que otro descafeinado con un poco de recelo.
Se avecinaba un día duro. Estábamos a las puertas de la Navidad y unos de los proyectos que teníamos entre manos nos traía a todo el equipo de cabeza. Era uno de los más difíciles que recordamos hasta la fecha. Pusimos algo de música para calmar los ánimos, (dicen que con bandas sonoras épicas te concentras mejor), pero cuando quisimos darnos cuenta la frustración estaba perfectamente coordinada con el sonido de la estrella de la muerte de Star Wars.
Estábamos profundamente atascados. Después de un descanso y una lluvia de ideas bastante abstracta, decidimos empezar de cero con la mente fresca y buscar algo de inspiración. El resultado no fue demasiado satisfactorio que digamos.
La desesperación llegó hasta tal punto, que uno de nosotros sugirió poner en práctica el dicho: “Para tener la mente ordenada, primero hay que ordenar tu espacio de trabajo”. Cuando vimos que estábamos empezando a organizar los bolígrafos por tamaño y color, decidimos parar.
Dijimos: “vamos a salir para buscar la inspiración”. Un poco de ejercicio no nos vendría mal. Parecíamos una excursión, todos en hilera caminando por la calle. Encontramos un viejo quiosco con una señora muy amable que nos dijo que algo de azúcar estimularía nuestra inspiración. Quién le va a decir que no a algo de dulce. ¡Accedimos!
Mientras nos comíamos unas gominolas, empezamos a empaparnos de todos los colores, tipografías, sensaciones y expresiones que encontrábamos a nuestro alrededor. Era una sensación bastante rara, como que las ideas se estaban acumulando dentro y un dolor de cabeza empezó a invadirnos a todos de repente. No sabemos si nos estaba subiendo el azúcar o si era un cúmulo de todo lo que habíamos hecho durante el día. Teníamos que huir antes de que esto empeorase por momentos.
Descansar fue la clave. Cuando todos conseguimos dormir un rato, ese dolor de cabeza se convirtió en una sensación de conocimiento abrumadora. Fue ahí cuando nos dimos cuenta de que algo había cambiado.
Cuando llegamos a nuestro “cuartel general” nadie tuvo que explicar nada de lo que había pasado. Con mirarnos bastó. La telepatía hizo su trabajo. Fue entonces cuando se puso en marcha la clarividencia.
Ahora que ya sabes nuestra historia, puedes seguir nuestros pasos si tienes un día en los que las ideas no salen ni aunque las exprimas:
Tómate un café bien cargado para comenzar el día
Dale al play para inspirar tus pensamientos
Tómate tu tiempo, y empieza de cero si es preciso
Busca inspiración fuera y dentro de tu campo
Ordena tu espacio de trabajo
Haz algo de ejercicio
Ten siempre una libreta a mano
Y, sobre todo, descansa.
A veces agarrar la manta y reposar todo lo que estás imaginando puede servir más que cinco horas delante de la pantalla. Dormir activa nuestro subconsciente y este puede crear cosas increíbles.
En Capitán Quimera nos tomamos muy en serio el descanso para estimular la creatividad y, por eso, esperamos que estas Navidades, tú también lo hagas.
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